¿Registrar una marca con enfoque legal, empresarial y simbólico? Sí, y esta es la razón.

Por Mónica Lisette Rayas Ortiz
| Mtra. en Derecho Comercial y de la Empresa
| Consultora de Negocios en Bucle® |
| Especialista en Propiedad Intelectual |
| Psicoanalista individual y de grupos.

En un mercado saturado de signos, nombres y narrativas, registrar una marca no es una simple gestión administrativa. Es un acto de posicionamiento. Pero no cualquier posicionamiento: uno que protege lo que se dice, lo que se evoca y lo que se construye en el vínculo con las y los consumidores.

Cuando acompaño a una persona emprendedora, una empresa o un proyecto a registrar su marca, no solo aplico la Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial. También me apoyo en una mirada estructural, estratégica y simbólica. Porque una marca que no se habita, no se recuerda. Y una que no se defiende, desaparece.

¿Qué diferencia hace trabajar con una abogada que también es psicoanalista y estratega?

Aquí es donde entra la verdadera propuesta de valor de hacerlo en bucle:

🧠 Como psicoanalista, tengo la sensibilidad para argumentar la diferencia entre un término descriptivo y un significante cargado de sentido. Esto me permite redactar respuestas más profundas, fundadas no solo en jurisprudencia, sino en teoría del lenguaje y representación simbólica.

📊 Como estratega, comprendo los ciclos del negocio y sé que una marca bien registrada hoy evita conflictos legales y pérdidas mañana.

⚖️ Como abogada, aplico con precisión los artículos 173 y 12 de la LFPPI, y conozco las tesis aplicables como la I.18o.A.112 A (10a.), que reconocen que incluso marcas con palabras comunes pueden ser registrables si hay elementos distintivos que conforman una identidad propia​20240327252.

Un ejemplo desde la práctica: cuando el análisis simbólico es clave

En procedimientos recientes he defendido marcas que enfrentaron impedimentos legales bajo el argumento de falta de distintividad, uso de términos comunes o supuesta descriptividad. Sin embargo, al analizar la estructura desde el conjunto, incluyendo elementos como el isotipo, la tipografía o el concepto estratégico detrás del nombre, se logró demostrar que el signo no solo era registrable, sino que representaba una propuesta única en su categoría.

Esto no se logra únicamente con un enfoque técnico. Se logra cuando se entiende que las marcas también son lugares simbólicos, espacios que contienen intención, deseo de posicionamiento y afectos proyectados en forma de imagen y palabra.

Registrar con intención es blindar tu narrativa

En Bucle, registrar una marca es más que proteger un nombre. Es formalizar una narrativa comercial, blindar un relato simbólico, y defender el lugar que tu proyecto merece en el ecosistema empresarial.

No se trata solo de evitar una objeción. Se trata de saber argumentar desde el lenguaje, la estrategia y el derecho, para que tu marca pueda existir con identidad propia, con coherencia y con fuerza jurídica.

Conclusión: la diferencia está en cómo se argumenta

Una objeción de impedimento no significa el final. Muchas veces es una invitación a profundizar en lo que realmente significa tu marca.

Y si tienes a tu lado una defensora que puede unir el derecho con el símbolo, la estrategia con la estructura, y el expediente con el deseo de existir en el mercado… el resultado será una marca registrada, viva, coherente y defendible.

Anterior
Anterior

¿Derecho y psicoanálisis? Por qué una abogada en propiedad intelectual también puede ser psicoanalista (y por qué eso importa)

Siguiente
Siguiente

Marcas registradas: el alma intangible de los objetos