El nombre de tu marca no es solo creatividad: es estrategia legal y comercial
Introducción
Cuando un negocio nace, una de las primeras decisiones es la elección de su nombre. A veces surge de manera espontánea; otras veces, tras una sesión creativa. Pero lo que muchas veces se pasa por alto es que ese nombre no es solo una parte visual o emocional de la marca: es un distintivo legal que puede convertirse en un activo intangible valioso si se diseña correctamente desde el inicio.
1. El nombre como distintivo nominativo: más que un título bonito
En términos jurídicos, el nombre de una marca es un "signo distintivo". De acuerdo con la Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial (LFPPI), un signo distintivo puede ser registrado como marca nominativa si consiste en una palabra, combinación de palabras, letras o cifras susceptibles de distinguir productos o servicios en el mercado (artículo 172, fracción I).
Esto significa que el nombre debe tener capacidad distintiva: debe ser original, no genérico, no descriptivo y no confundible con otros signos registrados. Crear un buen nombre es entonces un ejercicio de creatividad, sí, pero también de análisis legal y estrategia comercial.
2. Nombrar sin estrategia legal: riesgos comunes
Cuando el proceso de creación de nombres se realiza sin considerar criterios de propiedad industrial, pueden presentarse los siguientes problemas:
El nombre ya está registrado por un tercero;
Es demasiado genérico y no se puede proteger;
Infringe derechos de otras marcas;
No tiene fuerza distintiva suficiente para posicionarse o defenderse legalmente.
Esto puede derivar en el rechazo del registro por parte del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) conforme al artículo 173 de la LFPPI, o incluso en conflictos legales por uso indebido de signos similares.
3. Crear un nombre como un activo intangible
Un nombre bien creado y registrado se convierte en una marca. Una marca registrada otorga derechos exclusivos (artículo 113 de la LFPPI) y permite a su titular:
Defender su uso ante terceros;
Licenciarla, franquiciarla o venderla legalmente (arts. 136 y 137);
Incluirla como activo intangible contable;
Utilizarla como parte central del branding, la comunicación y la estrategia comercial.
En otras palabras: el nombre se vuelve un activo que suma valor real al negocio.
4. No es lo mismo un nombre propio que un nombre comercial
Una confusión común es pensar que los nombres funcionan igual en lo civil que en lo comercial.
Un nombre propio, como el de una persona, se registra ante el Registro Civil. Puede repetirse en muchas personas sin que exista conflicto legal, porque no hay un derecho exclusivo sobre su uso.
Un nombre comercial o marca, en cambio, se registra ante el IMPI y debe ser único o lo suficientemente distintivo dentro de una clase específica. El objetivo es evitar confusión entre consumidores y proteger la identidad comercial del titular. Por eso, su registro está sujeto a un análisis jurídico riguroso.
Por ejemplo, pueden existir cientos de personas registradas legalmente con el nombre "Juan Pérez", pero no pueden coexistir marcas registradas con ese mismo nombre en la misma clase si generan confusión en el mercado.
5. Un proceso colaborativo: creativos + expertos legales
Para lograr esto, es fundamental que el proceso de naming involucre tanto a equipos creativos como a especialistas en propiedad intelectual. El diseño del nombre debe contemplar:
El ADN del negocio y su posicionamiento deseado;
Criterios jurídicos de registrabilidad en México y, si se desea, a nivel internacional;
Estrategia de protección a futuro, considerando extensiones, dominios, redes, etc.
En Bucle® trabajamos desde esta intersección entre creatividad, legalidad y estrategia. Acompañamos tanto a clientes como a equipos creativos para que partan de la misma información y puedan construir una identidad de marca fuerte, protegible y valiosa.
6. Conclusión: nombrar con visión de futuro
El nombre de una marca no es un detalle menor. Es el principio de una relación con el mercado, con la autoridad y con los derechos que se pueden ejercer. Nombrar bien, con asesoramiento legal y estrategia comercial, es el primer paso para construir un activo intangible que acompañe el crecimiento del negocio a lo largo del tiempo.
Por eso, cuando hablemos de nombres, no pensemos solo en identidad visual o tono creativo. Pensemos en patrimonio, estrategia y protección a largo plazo.
Por Mónica Lisette Rayas Ortiz
Mtra. en Derecho Comercial y de la Empresa
Consultora de Negocios en Bucle®
Especialista en Propiedad Intelectual