¿Por qué algunos emprendedores y empresarios no están listos para registrar su marca?
Registrar una marca no es para todos. Aunque en términos legales cualquier persona física o moral puede presentar una solicitud ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), no todas las personas están listas para asumir el compromiso, la estrategia y la visión que implica tener un activo intangible formalmente protegido.
1. Emprendedores que escatiman porque aún no ven el valor de una marca
Muchos emprendedores, en etapas tempranas de su negocio, consideran el registro de marca como un gasto innecesario. No lo ven como una inversión porque no alcanzan a dimensionar su potencial estratégico. Están enfocados en operar, en generar sus primeras ventas, y muchas veces ven la marca sólo como un nombre "bonito" o un logotipo que podría cambiarse si es necesario.
Sin embargo, conforme al artículo 113 de la Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial (LFPPI), una marca registrada otorga a su titular el derecho exclusivo de uso, con vigencia de 10 años y posibilidad de renovarse indefinidamente. Este derecho no sólo permite distinguir productos y servicios en el mercado, sino que genera un patrimonio: un bien intangible susceptible de licenciarse, franquiciarse o venderse.
Escatimar en ese registro es, muchas veces, reflejo de que aún no se comprende el papel de la propiedad intelectual dentro del modelo de negocio. Es decir, no se ha adoptado una mentalidad de IP business.
2. Empresarios con flujo limitado: se necesita revisar la estrategia comercial
Otro escenario común es el de empresarios que ya tienen operaciones estables, incluso facturación constante, pero presentan dificultades para invertir en protección marcaria. En estos casos, es probable que el problema no sea la marca como tal, sino una estrategia comercial que no está generando el flujo suficiente para cubrir inversiones fundamentales.
Contar con una marca registrada es un paso básico para escalar un negocio. De hecho, el artículo 136 de la LFPPI permite que una marca sea licenciada legalmente, y el artículo 137 establece las condiciones de inscripción para efectos ante terceros. Esto significa que una marca puede ser fuente de ingresos por medio de alianzas, colaboraciones o franquicias. No registrarla por falta de flujo revela una brecha en la visión comercial: se está apostando todo a la venta directa, sin considerar la propiedad intelectual como una vía de monetización.
3. Empresarios con buen flujo que dudan en invertir: modelo basado en compraventa
También existen empresarios con flujo positivo que, a pesar de contar con liquidez, dudan en invertir en el registro de marca. En muchos de estos casos, la razón es estructural: su modelo de negocio está basado en una intermediación simple, de compra-venta tradicional, sin elementos diferenciales vinculados a una experiencia de marca.
Desde el punto de vista jurídico, este tipo de operaciones están regidas por el Código Civil Federal, en particular por las disposiciones del Título Quinto sobre la compraventa. Son negocios válidos, legales y funcionales, pero que no necesariamente requieren una estrategia de propiedad industrial si no hay una identidad comercial que distinguir.
Este tipo de empresarios podría seguir operando sin marca, o incluso estar dispuestos a cambiar de nombre cuantas veces sea necesario. Lo que prevalece aquí es una cultura de reacción: prefieren corregir, defenderse o modificar, en lugar de prevenir, blindar y consolidar una marca como activo estratégico.
4. La marca como parte de un modelo de negocio con enfoque IP
Para quienes sí están listos para crecer, la marca no es un accesorio, sino una columna vertebral del modelo de negocio. La propiedad intelectual es vista como una herramienta de diferenciación, posicionamiento y monetización.
Este tipo de empresarios entienden que:
La marca es una extensión jurídica de su propuesta de valor;
Les permite construir confianza con consumidores y socios;
Es defendible ante terceros (artículos 213 y 214 de la LFPPI);
Aumenta el valor de su empresa para fines fiscales y patrimoniales.
Conclusión
No todos los negocios están en la etapa de registrar su marca. Y eso está bien. Pero es importante reconocer en qué momento se encuentra cada proyecto.
Si escatimas porque aún no ves el valor, puede que necesites acompañamiento para entender el potencial de tu marca como activo. Si no puedes invertir porque no hay flujo, tal vez es hora de replantear tu estrategia comercial. Y si puedes hacerlo pero no lo haces, es probable que tu modelo no contemple la propiedad intelectual como parte central de tu crecimiento.
En todos los casos, el registro de marca no es una obligación impuesta. Es una decisión de madurez empresarial. Y si estás listo para tomarla, también estarás listo para crecer con respaldo jurídico y visión de futuro.
Por Mónica Lisette Rayas Ortiz
Mtra. en Derecho Comercial y de la Empresa
Consultora de Negocios en Bucle®
Especialista en Propiedad Intelectual