Cuando el nombre no “te encanta” a la primera: por qué confiar en el proceso importa más que el gusto personal
Por Mónica Lisette Rayas Ortiz
Mtra. en Derecho Comercial y de la Empresa
Consultora de Negocios en Bucle®
Especialista en Propiedad Intelectual
Crear el nombre de un producto o servicio puede ser una de las decisiones más emocionantes en el nacimiento de un negocio. Pero también puede ser una de las más complejas. No solo porque debe representar lo que se quiere comunicar, sino porque también debe poder registrarse legalmente.
Y cuando presentamos propuestas de nombres, puede pasar algo común: ninguna “te encanta” a la primera.
¿Por qué sucede eso?
Porque muchas veces el gusto personal está influido por referencias que ya existen en el mercado: marcas que hemos visto, palabras que nos suenan conocidas, nombres con estilos o estéticas que admiramos.
Es normal. Todas las personas construimos expectativas en función de lo que conocemos. Sin embargo, cuando se trata de crear una marca nueva y registrable, no podemos replicar lo que ya existe.
Crear una marca no es copiar, es construir
Por eso, el proceso de naming estratégico y legal no parte de lo que ya hay allá afuera, sino de lo que hay dentro de tu negocio:
Tu visión comercial
Tus valores y misión
Tu modelo de negocio
Lo que te hace diferente
Y lo que quieres que tu marca represente
Con esa información construimos un nombre que:
Cumple con tu estrategia comercial,
Tiene viabilidad jurídica para ser registrado ante el IMPI,
Y puede crecer contigo como activo intangible de valor.
Lo importante no es solo que “suene bonito”
Una marca no es un antojo, es una herramienta de negocio.
Si bien es importante que te identifiques con el nombre, también es esencial entender que el objetivo es crear algo único, funcional y protegible.
Si solo buscáramos el gusto, podríamos presentar 10 opciones que se parezcan a marcas que ya conoces. Pero eso, además de limitar tu identidad, puede impedir que el nombre se registre legalmente o que se defienda jurídicamente más adelante.
¿Qué hacer si no te enamoras de la propuesta a la primera?
Revisa cómo el nombre se conecta con tu modelo de negocio.
Pregúntate si lo que no te convence es el nombre en sí, o una expectativa que tenías.
Confía en el proceso: validar, ajustar, mejorar… es parte del trabajo conjunto.
Piensa en el largo plazo: ¿puede crecer contigo? ¿puede protegerse? ¿se puede licenciar o franquiciar?
En Bucle®, no entregamos nombres al azar. Cada propuesta está fundamentada legal y comercialmente. Y aunque no sea amor a primera vista, muchas veces es el nombre que mejor puede acompañar tu crecimiento.
¿Entonces?
Si estás en este punto, respira. Estás más cerca de construir una marca con futuro. Recuerda:
Una marca no se trata solo de gusto, sino de visión.
Y confiar en los expertos es parte de tomar decisiones que sostendrán tu negocio en el tiempo.