¿Transformación digital sin propiedad intelectual? Por qué no se puede hablar de digitalización sin hablar de marcas
En los últimos años, han proliferado los programas de capacitación y actualización para empresas en procesos de transformación digital. Desde iniciativas públicas como Plai en Jalisco, hasta proyectos internacionales como Google for Startups, Startup Chile, Wayra, Seedstars, Startup México o las aceleradoras de Endeavor y 500 Startups, todos coinciden en una meta común: ayudar a las empresas a digitalizarse, escalar y participar en la economía del conocimiento.
Sin embargo, hay un tema que, con preocupante frecuencia, se omite o se trata como una nota al pie: la propiedad intelectual.
Y más específicamente: el registro de marca.
¿Por qué no se puede hablar de digitalización sin hablar de marcas?
Porque en el fondo, la digitalización es una forma de comercialización. No es un fin en sí mismo. Digitalizar un negocio significa trasladarlo, parcial o totalmente, a canales digitales de promoción, venta, atención y operación. Esto implica estar presente en plataformas, motores de búsqueda, marketplaces, redes sociales, aplicaciones y sistemas interconectados.
Y para operar ahí con legitimidad, reconocimiento y protección, una empresa necesita un signo distintivo: una marca registrada que sea reconocible, defendible y utilizable en el entorno digital.
La transformación digital no reemplaza la lógica comercial del mercado. La amplifica. Y eso exige más, no menos, estructura legal.
El distintivo digital es la marca
En el entorno físico, una persona puede reconocer un negocio por su ubicación, escaparate o interacción directa. En el entorno digital, lo único que diferencia un proyecto de otro es su nombre, su dominio, su imagen y su propuesta de valor estructurada. Todo eso se sintetiza en una marca.
Y aunque muchas personas inician con un logo, una cuenta de Instagram o una tienda en línea, pocas protegen ese activo desde el inicio.
Esto crea un desequilibrio preocupante: negocios escalando en entornos digitales sin respaldo jurídico, sin derechos exclusivos y sin una estrategia de protección ante riesgos que son propios del comercio electrónico.
Plataformas que ya exigen registro
No se trata de una exageración. Hoy, varias plataformas de venta o publicidad ya solicitan prueba de titularidad para operar:
Meta (Facebook e Instagram) puede inhabilitar cuentas por conflictos de marca.
Amazon y Mercado Libre exigen registro para acceder a programas de protección de marca y evitar copias.
Shopify permite registrar dominios y conectar tiendas solo si el nombre no está en conflicto.
TikTok Shop, Etsy y Google Merchant requieren prueba de derechos sobre nombres y contenido visual.
Y no se trata solo de marcas de lujo. Cada vez más emprendimientos, productos artesanales, marcas personales y servicios digitales enfrentan conflictos por uso indebido de nombre o contenido, simplemente porque no registraron su marca.
¿Qué tiene que ver esto con los programas de capacitación?
Los programas que promueven la digitalización como un camino hacia el desarrollo económico tienen una responsabilidad estructural: preparar a las personas no solo para tener presencia digital, sino para operar con legitimidad y sostenibilidad.
No se puede enseñar a vender en línea sin enseñar a proteger lo que se vende. No se puede hablar de emprendimiento digital sin enseñar cómo proteger el nombre, el contenido, la experiencia, el modelo.
No basta con enseñar herramientas. Hay que enseñar marcos legales.
¿Qué se necesita cambiar?
Incluir propiedad intelectual como eje transversal en toda formación de transformación digital. No como módulo optativo, sino como componente estratégico.
Enseñar el registro de marca como parte del modelo de negocio, no como un trámite secundario. Una marca registrada es lo que te permite escalar, negociar, licenciar, expandir.
Construir una cultura legal accesible. No se trata de volver a todos especialistas, sino de que entiendan cuándo y por qué recurrir a uno.
Cierre
Hablar de digitalización sin hablar de propiedad intelectual es como enseñar a construir en la nube sin enseñar a poner cimientos. La marca es ese cimiento legal, comercial y estratégico que permite que lo intangible sea defendible, transaccionable y escalable.
Desde Bucle®, insistimos: una estrategia digital sin protección es una oportunidad abierta al riesgo.
No se trata solo de subirte al mercado digital. Se trata de hacerlo con nombre propio, con derechos claros y con un modelo que pueda crecer.
Y eso comienza registrando tu marca. Escríbeme por whatsapp y con gusto te apoyo en este primer paso del proceso de transformación de tu negocio.
Por Mtra. Mónica Lisette Rayas Ortiz
Consultora de Negocios en Bucle®
Especialista en Propiedad Intelectual y Diseño Estratégico